La maquina de escribir estaba descompuesta desde hacía mucho tiempo, pero Henrriet sabía que eso no iba a detenerla para plasmar sus historias, siempre se levantaba presurosa buscando una pluma y papel para escribir lo que había soñado, pero siempre que estaba a punto de plasmar algo, las ideas se le borraban de la mente;
Cierto día Thomas le llevo Henrriet un ramo de lilis, Thomas sabía que las personas que están en estado de coma pueden recordar olores y voces familiares…
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